lunes, 22 de septiembre de 2008

La rosa de los vientos


Después de un periodo de cambios en el trabajo parece que la normalidad vuelve a mi vida. Tras besar eternamente los pies de mi hermano bobolongo por su infinita paciencia y comprensión, me dispongo a hablaros sobre uno de mis entretenimientos favoritos. Algo que ha despertado nuevas inquietudes, planteado numerosas preguntas y despejado otras tantas. Desde aquí quiero rendir un pequeño homenaje a un programa de radio y sobre todo invitar a la gente que no lo conozca, a que pruebe… La rosa de los vientos.

Oigo la radio diariamente. Me gusta más que otros medios por su inmediatez y sinceridad. Tengo la sensación de que la gente dice casi lo que piensa. Es un medio más directo. Menos hipócrita. Más intimo. En definitiva, menos televisivo. Esta costumbre la tengo desde hace años y uno se da cuenta que se torna en manía en muchas ocasiones. Uno la noche y la radio como si fueran una pieza forjada, algo necesario en la monotonía del día a día.

Hace ya tiempo descubrí en una sesión de estudio insomne a un tipo que con unos efectos de fondo describía una batalla, y lo hacia con tal ímpetu y derroche que en los primeros segundos me pareció aparatoso. Pero tras prestar más atención y tomar el hilo, me encontré en el paso de las termopilas con mi sucio yelmo de hoplita, parapetándome tras mi escudo. Inhale el polvo, sentí el hierro provocando cortes y heridas mortales, el grito espartano en mi pequeña habitación. Mi primer pasaje de la historia me calo tan hondo que me engancho de por vida a este maravilloso programa. Lleno de secciones originales y honestas, poco a poco, me sentí parte de ese grupo de gente que me contaba historias y noticias nuevas.

Todo es diferente a lo común. Tras cualquier espacio de la rosa se puede afirmar que has aprendido, mínimo, una decena de datos e ideas nutritivas. Y la clave esta en la honestidad del planteamiento, en la fluidez de sus materias, en el respeto a la investigación limpia. Se abordan Ciencia, tecnología, misterio, humor, ecología, historia, leyendas, espionaje, servicios secretos, y todas resultan fascinantes.

El programa comenzó su emisión el 13 de septiembre de 1997, continuando la labor del histórico programa Turno de Noche, que inauguró las madrugadas de Onda Cero con una fórmula peculiar y distinta a la practicada por otras cadenas de radio, dedicadas en esos momentos a la repetición de los programas emitidos durante el día. La rosa en su primera temporada se emitió los sábados por la tarde y los domingos por la mañana, obteniendo magníficos resultados. En 1998 la tarde del sábado pasa a llamarse "La Red", con la intención de acercarse a la cada vez más numerosa audiencia internauta. Ese año se incorporaron Jesús Callejo y Carlos Canales. Posteriormente lo harían Javier Sierra, Bruno Cardeñosa y el mítico Fernando Jiménez del Oso. Paso a ocupar la noche de los fines de semana convirtiéndose en un programa de culto de la radio española.

Hace casi un año, un sábado de octubre, me disponía a escuchar el programa, a descubrir cosas nuevas, como llevaba haciendo casi una década. En lugar de la maravillosa sintonía de la BSO de la película “El ingles que subió una colina pero bajo una montaña”, me encontré la voz entrecortada de un locutor que anunciaba la muerte del director del espacio, Juan Antonio Cebrián, con 41 años de edad. Ese día solo pude aprender una cosa: no sabía lo mucho que admiraba, respetaba y quería a Juan Antonio. Se que puede resultar extraño o exagerado hablar así de una persona que simplemente dirigía un programa de radio pero para mi no era solo eso. Era un maestro, el mayor divulgador que yo he podido conocer en un medio de comunicación, una buena persona, un amigo. Nunca le vi, ni le estreche la mano, pero siempre tuve la sensación de estar en el estudio de radio junto a el y su equipo, enriqueciéndome y sintiéndome uno mas. Mi imaginación se disparaba, domestica pero libre.

Pero como no podía ser de otra manera el programa pervive, tanta energía no se podía desvanecer sin más. Ahora en manos de Silvia Casasola (pareja de Cebrián) y Bruno Cardeñosa, buen amigo y colaborador de su maestro, mantiene su estructura, identidad y meta. Casi un año después la fuerza y el honor de Juan Antonio sigue presente y yo me nutro de ello.

Algunas de sus mejores secciones son:

Tertulia de las Cuatro C: Carlos Canales, Jesús Callejo, Bruno Cardeñosa y en ocasiones con otros invitados relacionados con la temática, escritores, periodistas, etc. Desde esta sección surgió el libro "Enigma" de los cuatro editores. La cuarta C siempre será Juan Antonio Cebrián.

Monográficos Zona Cero: temas de actualidad y clásicos como las psicofonías. La mayoría es obra de Canales y Callejo.

Pasajes de la Historia: narrados de forma magistral por Cebrián con un cuidado ambiente sonoro. Han dado lugar a dos libros con el mismo nombre.

Versus: con el formato de los Pasajes de la Historia enfrenta a personajes que convivieron en el mismo periodo y tuvieron una relación generalmente enfrentada.

En esta página podéis bajaros los mp3 de todos los programas desde 2004, con una breve descripción de cada uno de ellos:


Algo más de información:





Lema del programa:


Donde la noche se enamora del misterio, y envuelve con su capa a esas almas heridas de soledad, para que no mueran de frío. Donde la noche se transforma en una luz y acuna la imaginación y los sueños de libertad. Donde la esperanza camina de la mano del saber. Donde te espero, en la Rosa de los Vientos.


Gracias a todos los que componen y hacen posible este maravilloso programa de radio. Y gracias en especial a Juan Antonio Cebrián que me abrió la puerta de la rosa, que me permitió y permite ser feliz escuchando su voz, ya eterna. Juan Antonio espero que estés donde estés siguas encantado y feliz como una lombriz.

Fuerza y Honor para todos los Rosaventeros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha emocionado la entrada, cabezón. De verdad que la radio en la noche tiene un poder imbatible. Y la historia narrada con la electricidad, y si se quiere también, la ingenuidad de un niño que transmitía Cebrián, te hace gozar una bola. Yo conocí el progarma a través de ti, y sigue acompañándome en el mp3 las noches impares para dormir, casi siempre también junto a Clod (¡otra fan enganchada!). Nada como una tertulia zona 0 para dormirse con la imaginación volando por Roma, por la Siberia del Yeti, por las profecías de Nostradamus... Qué grande la Rosa, y qué grande la radio honesta y la historia bien contada.

Claudia Hernández dijo...

Ah, hace tiempo que tengo ganas de hacer también un post, homenajeando a este programa y sus artífices.

Un maravilloso post!