sábado, 12 de abril de 2008

Haz el amor y... la guerra


Para combatir al enemigo, nada mejor que cambiar la base militar por el hogar matrimonial. Después de cinco años de invasión de Irak, el cansancio, el temor y el hastío de las tropas empiezan a ser muy altos, y los problemas del aparato militar para reclutar nuevos soldados que mantengan la ocupación y refresquen a los soldados actuales son cada vez más evidentes. Así que, y en vista de las palabras del candidato republicano a la presidencia -y por delante en las encuestas- John McCain, "si hace falta, estaremos otros 100 años en Irak", el departamento de Defensa de Estados Unidos ha decidido dar un paso histórico. De una forma discreta y sin hacer apenas ruido, se está permitiendo a los matrimonios compartir cama en los trailers y tiendas de campaña de las zonas de guerra de Irak (en Afganistán parece que la cosa va más lenta).

Desde que George Washington liderada el primer ejército profesional americano para luchar contra la ocupación inglesa, los hombres y mujeres del US Army habían estado en camas y barracones distintos. Lo que el rifle separa, que no lo unan las sábanas era la consigna. Pero hete aquí que hay que levantar la moral de las tropas, que pasan entre 12 y 15 meses de servicio alejados de los suyos, y para ello nada mejor que el caramelito de la placentera vida matrimonial. Esta promoción de 'Luna de miel en Irak', que por el momento excluye a las parejas de hecho y rollos de una noche, comenzó lentamente a finales de 2006, pero hasta hace unos días que lo ha tratado la prensa estadounidense la noticia había pasado desapercibida.

"Es bueno para los soldados. Y lo que es bueno para los soldados, es bueno para el ejército", ha asegurado el comandante Mark Thornton, de la III Infantería, a Associated Press. Lo cierto es que, según datos del propio ejército gringo, hay más de 10.000 parejas entre sus tropas, aunque
se desconoce el número de los que viven juntos en zona de guerra. Sólo en la Base Striker, en las afueras de Bagdad, 40 matrimonios se acuestan cada noche juntos, se olvidan de los horrores de la guerra con cariñitos y conjuran la violencia que ven a diario con el sexo marital. Eso sí, las muestras de afecto están prohibidas en público y no se pueden estrechar las manos o darse un besito con el uniforme puesto.

John Pike, director del think tank militar Globalsecurity.org., ha explicado a Reuters los motivos de este cambio de actitud del ejército: "Creo que están buscando debajo del sofá cualquier cosa que les ayude a mejorar la permanencia y el reclutamiento en el ejército". Y es que, ¿cómo si no matrimonios como el de la sargento Amanda Christopher, de 25 años, y su marido Matthew Christopher, de 22, podrían funcionar? "El que nos dejen hacer esto es una bendición para nosotros", ha dicho Amanda, que ya ha pasado 4 meses de su primer año de matrimonio en Irak. Amanda trabaja de enfermera en la Zona Verde de Bagdad y su marido en labores de administración, entre ellas las de la morgue. "Sin estar viviendo con ella, no sé si hubiera aguantado las cosas que he visto por aquí", se ha confesado a Associated Press Matthew.

Los privilegiados matrimonios viven en casitas en trailers que pueden llegar a los 120 metros cuadrados, con televisión vía satélite y los utensilios necesarios para el uso y disfrute de la vida occidental, lo que puede llevar a preguntarse a más de una parejita americana veinteañera: ¿Habrá que alistarse para tener una casa digna? El único riesgo en el futuro es el de la procreación: inevitablemente, las barriguitas de las soldados-esposa comenzarán a engordar en algún momento. Pero, mejor pensado, quizá que cientos y, por qué no, miles de niñitos de los soldados crezcan robustos en Irak entre metralletas y olor a fuego de mortero es el objetivo final que buscan los militares estadounidenses, una estrategia al más puro estilo de George C. Scott en la maravilla de Kubrick, Teléfono rojo, volamos hacia Moscú.

Que broten guarderías, escuelas y universidades en los campamentos militares para sobrellevar los 100 años de invasión a los que no hace ascos McCain. Críos que no jueguen a las batallitas con espadas de mentiras, sino que las vivan de verdad, que se empapen de la expansión de la democracia que se lleva a cabo en Irak para que, en el futuro, sean los nuevos defensores de la Pax Americana.


Photos: AP/Maya Alleruzzo

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