jueves, 24 de abril de 2008

Divorcio en vivo: el poder de YouTube



Bandera de la nueva era de la información y ventana al vouyerismo global, YouTube se ha convertido ya desde hace tiempo en una suerte de cuarto poder blando y postmodernista, no para influenciar en las esferas políticas o económicas, sino para determinar tendencias, pautas de ocio y aptitudes sociales entre la gente de medio mundo. Su impacto profundo en las nuevas formas de comunicación y en el estilo de vida se refleja por todas partes. De hecho, la revista Time eligió precisamente como personaje del año 2006 a "you", es decir, a ti, a nosotros, al ciudadano como protagonista y como famoso por cinco minutos, recreando al profético Warhol, ya sea a través de YouTube, MySpace, Wikipedia o Facebook.


Desde el vendedor de tickets de metro de Marien Platz en Múnich -que hoy no apartaba la vista de un añejo vídeo de Billy Idol, por supuesto vía YouTube- hasta el compañero de curro que te enseña el último vídeo de un prestidigitador de la garganta, YouTube entra a diario en nuestras vidas. La última novedad a la que mis ojos incrédulos han asistido dentro de este ágora visual es al divorcio en vivo. Está pasando, lo estás viendo, que diría la CNN. En un vídeo ya con casi 200.000 visitas, Tricia Walsh-Smith, una ex actriz y autora teatral -al menos de una obra, Bonkers-, arremete contra su todavía marido Philip Smith, presidente de la organización Shubert, que es la principal asocación de propietarios de teatros en Broadway. O sea, un tipo con el dinero por castigo.


Entre la furia, el llanto y la desesperación, la mujer, residente en Nueva York, se queja con amargura -y una pose muy estadounidense- de un acuerdo prenupcial que firmó estando enamorada y por el que ahora su marido la puede echar del lujoso piso donde viven en 30 días, si un juez decide que tiene motivos fundados para el divorcio. Su esposo, todo hay que decirlo, es 25 años mayor que ella, y ahora, según la rumorología de la red, está empatado con una carajita muuuuuuucho menor que su mujer. Citando a una madrileño-venezolana que duerme conmigo, joder, pero qué previsibles somos los hombres...


Retomando el hilo del vídeo denuncia, la señora Walsh-Smith clama por la austera pensión que le quedaría en caso del fallecimiento de su marido si se consuma el divorcio. También muestra ante la cámara un entrañable álbum de fotos mientras clasifica a los miembros de la familia de su ex como simplemente "malos", muy "malvados" o "asquerosos". Después, se da una vuelta por el lujoso piso del que pretende echarle su marido, mezclando ahogados sollozos con loas al sofá de turno o a un cuadro de dudoso gusto. En el clímax de su alegato, Tricia aprovecha para desvelar detalles de su vida sexual en los que su querido Philip no sale muy bien parado. "Nunca follamos porque decía que tenía alta su presión sanguínea y esto está lleno de condones, viagra y películas porno". Una retahíla que repite por teléfono a la asistente de su esposo en la oficina, atónita ante lo que escucha. Lamentablemente, no podemos ver la cara de la citada secretaria...


Aunque al final Patricia parece recuperar la fe y se declara una guerrera dispuesta a luchar, según algunos abogados recogidos en la prensa estadounidense, su momento internet puede costarle caro en el juicio, ya que el marido tiene ahora todas las papeletas para acusarla por difamación. Mientras tanto, ya han brotado como setas numerosos vídeos de usuarios -la mayoría hombres- respondiendo a Tricia con humor negro, haciéndose pasar por el abogado del marido, por la amante del mismo... En uno de ellos, un tipo sugiere una estrategia ganadora al bufete de abogados del marido: "Si ella dice que nunca han hecho el amor, el matrimonio no se ha consumado, ergo la mujer no tiene ningún derecho".


En flin, seguiremos el caso con atención, a la espera de la respuesta del cónyuge, por qué no, también vía internet. La vida privada ha muerto, larga vida a YouTube.

Mira el vídeo-divorcio de Tricia

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