jueves, 27 de noviembre de 2008

Aconfesional

En España se generan debates que son realmente surrealistas. Lo mejor es que la gente piensa que por gritar más alto y repetir mucho sus argumentos, sus opiniones son mas legitimas y convencen más. Y llegan de nuevo las dos Españas de Machado (que según algunos políticos no existen, ja,ja,jaa!) para repartirse guantazos dialécticos con el crucifijo si, el crucifijo no.

Desde que salta la noticia la marea de opiniones se extiende y empieza todo el mundo a decir gilipolleces sin ceñirse al tema puntual. España es un Estado aconfesional y así se voto hace 30 años al aprobar la Constitución que, conviene recordar, fue aprobada por la inmensa mayoría de los ciudadanos. Por eso, un juez le ha dado la razón a la Asociación Cultural Escuela Laica de Valladolid que había solicitado la retirada de los símbolos de un colegio público. El magistrado aclara en la sentencia que la presencia de símbolos religiosos en estas aulas "vulnera los derechos fundamentales recogidos en los artículos 14 y 16.1 de la Constitución". Son los crucifijos lo que se retira porque es lo que hay, pero se retirarían todos los símbolos religiosos que estuvieran presentes en las clases. El Juez añade "El Estado no puede adherirse a ningún credo religioso ya que no debe existir confusión alguna entre los fines religiosos y los fines estatales". No se deben confundir las cosas, (por enésima vez) se habla de lo público (por reenésima vez), si alguien propusiera quitar esta simbología de una universidad privada, o de un colegio católico, estaría proponiendo no solo una barbaridad, sino algo fuera de la ley.

Una pregunta ¿A quién perjudica la retirada de estos crucifijos? ¿Es necesario para un católico o cristiano tener ese crucifijo presente en ámbitos que no son privados? Entiendo y respeto su simbología y lo que representa para un cristiano, pero no todo el mundo ha de verlo positivo o maravilloso si se lo encuentra en un espacio no religioso. Aun siendo mayoría quien lo venera, la sociedad ha de respetar a la minoría que lo ignora e incluso a la que no lo comparte (y porque no, rechaza). Y el estado y sus leyes han de ser los garantes de este cumplimiento.

El Cardenal de Toledo, monseñor Cañizares, tras saber de la sentencia afirmo que padecemos una ola de “cristofobia”. Esto es demagogia. Aquí no se trata de odiar una confesión o religión, se trata de cumplir una de las pocas cosas que compartimos todos como es la carta magna. Las leyes y tradiciones cristianas, judías, musulmanas, o de cualquier religión se han de aplicar en lo público en los estados que son confesionales, y en los que no lo son, aplicarlas dentro de los templos, lugares de culto que corresponda, el hogar y mentalidad de cada ciudadano que así lo desee. Si una niña lleva un crucifijo, un pañuelo, la cruz de David, o una camiseta de camela, no se le arrebata, se respeta, como no podría ser de otra manera y como defiende la constitución. Lo que no se debe hacer es dejar a uno de esos símbolos presidir, en solitario, un espacio que es público y aconfesional. Cada cosa en su lugar.

3 comentarios:

Claudia Hernández dijo...

Muy diáfana explicación, estoy totalmente de acuerdo.

Anónimo dijo...

Certero en la diana, con la Constitución en la mano. Una exposición argumentada, serena e incuestionable. ¿Pero a qué clavo ardiendo se pueden agarrar los que defienden el mantenimiento de esos símbolos religiosos en los espacios públicos? Por favor, señor ultra Cañizares, lo único que padece este país es una sumisión congénita a la iglesia católica, simbolizada en unos acuerdos España-Estado Vaticano aconstitucionales. Dejen ya de actuar cual eterna plañidera. Y dejen los crucifijos para las iglesias y las casas privadas.

mapachito violento dijo...

Tan cierto y claro que avergüerza ver estas reacciones absurdas.
Anécdota de la abuela: cuando estábamos en el instituto aún había una foto de nuestro monárcas, así que nosotros como buenos súbditos nos preocupábamos por su imagen. Y aquella combinación rojo, amarillo, rojo de nuestro señor, no nos parecía adecuada. Ni cortos ni perezosos le cambiamos una de las franjas rojas por morado. ¡Tan guapo estaba que ninguna autoridad nos dijo nada! ¿Seguirá allí? ;)