
Un par de días antes de recibir el Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa por El laberinto del fauno, Guillermo del Toro (Guadalajara, México, 1964) develaba sus sensaciones y el poso que le ha dejado este filme mágico, segundo de la trilogía que ha concebido sobre la Guerra Civil española.
Érase una vez…
"Hacer una película es una belísima y promiscua forma de imaginación y el director genera las imágenes para esa historia. Primero trabajo en mi librito y luego me abro a los demás.
La película es una declaración de amor a una literatura que he coleccionado desde niño. Hay referencias a Carroll –el vestido de Ivana Baquero lo diseñé yo con Alicia en el País de las maravillas en la cabeza–, El mago de Oz, Wilde, los hermanos Grimm, Hans Christian Andersen… Conservo una colección de cuentos de hadas muy variada que ha sido fuente de inspiración, y en su origen esos cuentos violencia explícita, horror. Y la oscuridad es necesaria para los sueños. Creo, de hecho, que el origen del relato de horror se encuentra en los cuentos de hadas y era mi deseo el casar la estética del cine de horror con el contenido emocional (y emocionante) de los cuentos".
La fantasía (inquietante) al poder…

"Mi interés siempre ha sido el horror, lo fantástico y el cine negro. También Hitchcock, Bueñuel, el cine más oscuro, no necesariamente de género. De hecho, en mi etapa de cortometrajista hice una historia no de género. Mi cineasta favorito es Terry Gilliam, Cronemberg y la saga Mad Max de George Miller, para mí obras maestras absolutas. De Tim Burton me interesan Ed Wood y Eduardo Manostijeras".
Malditas sean las guerras y malditos los canallas que las apoyan…
"Me gusta combinar la fantasía con un suceso tan crudo como la Guerra Civil. Me interesa acercarme al conflicto en forma de parábola o fábula, no como documento histórico sino el aspecto universal de la historia. Para mí, en México, en mi adolescencia, se volvió una guerra de gran importancia para el mundo y no sólo para España. Mi país y mi vida fueron afectados profundamente por la emigración de refugiados españoles, que cambiaron para bien la cultura y las artes. México y España tienen un vínculo fuerte en este Guerra Civil, pero me interesó mucho cómo, de alguna forma, también se volvió preludio y prólogo (en la posguerra) de la II Guerra Mundial. Me parece que, respetuosamente, se puede usar para crear fábulas y parábolas que no sólo atañen a España sino al mundo, a través de lo fantástico".
El hombre que nombraba las hormigas…
"Yo dibujo en mi libreta ideas boceto, sigo un impuslo espontáneo, y luego se lo pasaba a David y

"La entomología me gustaba desde chico. Una de mis diversiones favoritas era era ponerme delante de un hormiguero durante horas y ponerle nombre a cada una, que luego cazaba selectivamente. Era algo desquicado. También he tenido siempre una obsesión por las maquinarías de relojería".
España y… ¡olé!
"En los Goya lo pasé genial. Más allá de la nacionalidad con la que compite El laberinto, estamos todos en el mismo barco. Yo no importa donde ruede o con qué dinero, siempre seré mexicano. El cine de habla hispana vive un momento de renovación muy potente. Cosas tan bonitas como Azul Oscuro…, La noche de los girasoles, Bosque de sombras… Yo cuando vi AzulOscuro... en Venecia tenía ganas de romper el protocolo como jurado y abalanzarme para dar abrazos a los creadores e irme de cervezas con ellos. Al final me limité a hacer ruidos cuando se nombró la película".
"Es vital para nuestra narrativa que cada vez debute más gente en la dirección, es necesario el inicio de nuevas carreras en España. Si estuviera al cargo de las subvenciones daría como mínimo la mitad de todo el dinero a las obras de directores debutantes o de segundas obras –él predica con el ejemplo, acaba de producir El orfanato, del debutante J.A. Bayona–. La mitad del deber de una industria es la renovación, y la otra mitad sostenerse. Cuando escuchas voces nuevas con temáticas y tonos narrativos diferentes a os normales se refresca el paladar del público y permite continuara la industria. Lo peor de una industria es perpetuar siempre el mismo modeo de películas".
Fuera del laberinto… el horizonte de la televisión

"La tele te permite arcos dramáticos más largos . A veces hasta tres o cuatro episodios para desarrollar un personaje, su pasado…y además tienes la lealtad del público, Es una situación única. El cine tb es muy bello, pero cuando el filme tiene mucho tamaño se pierde parte de la libertad creativa".
¿Y el futuro?
"Voy a darme un descanso de 2 años, o al menos esa es mi intención. Hellboy 2 me llevó 138 días de rodaje en Hungría. La idea es hacer un Tarzan anti Disney, convertido en un animal que sufre hasta adaptarse a la selva. Su etapa de crecimiento, increíblemente dura y brutal".
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