Desde que uno comienza a interesarse por la historia y la geopolítica se percata que Europa es colocada muchas veces, y en un ejercicio de pura demagogia, en una posición impoluta y paternalista. Con la creación de instituciones supranacionales que son puramente fachada, ha intentado a lo largo de los últimos cincuenta años lavar su deteriorada imagen después de expoliar a medio mundo en nombre de la cultura y la religión. La guerra fría supuso el definitivo atrincheramiento de un sistema que solo progresaría con la sistemática opresión a países no occidentales. El ejemplo mas sangrante es el de África. Se nos vende que el problema son las enfermedades y el hambre. Pero el mal que realmente ahoga a este continente es la brutal y arraigada corrupción que Europa promueve y apoya. Y lo hace siendo consciente que eso frena el desarrollo y las posibilidades de cambio. Tras décadas de ocupación y una vez que la resistencia interna de los países creció a causa de las educadas y refinadas medidas opresoras europeas, se abandono a su suerte a territorios que en ese momento estaban a medio camino entre el caciquismo y la anarquía. Una situación que era nueva para África, que antes de la llegada de las potencias coloniales, no sufría los problemas étnicos y territoriales que hoy padece. Otra de las grandes losas que impide el desarrollo africano es la deuda, muy relacionada con la citada corrupción. Para los acreedores del Norte, la deuda era y sigue siendo un poderoso instrumento de mando sobre la política económica de los países del Sur. Para las clases dirigentes del Sur, los préstamos eran y son, una oportunidad para quedarse con una jugosa tajada. Las necesidades y las esperanzas de la población no están entre sus prioridades. La corrupción no es tan sólo un delito cometido por algunas ovejas descarriadas que bastaría con desembarazarse de ellas. Es inherente al sistema, que conduce naturalmente a la acumulación de capital por las cúpulas dirigentes de los países del Sur, y luego a su evaporación rumbo al Norte gracias a la ingeniería de expertos financieros y bancos privados. La pobreza es una consecuencia.
La compra de armas o de material militar para oprimir a la población también ha contribuido al crecimiento de la deuda. Muchas dictaduras mantuvieron su poder sobre la población comprando armas a crédito, con la complicidad activa o pasiva de los acreedores. Los pueblos reembolsan actualmente unos créditos que permitieron comprar las armas responsables de la desaparición de los suyos, como en el caso de las víctimas del régimen del apartheid de Sudáfrica (1948-1994) o del genocidio de Ruanda (1994). El dinero prestado sirvió también para comprometer a los partidos de la oposición y financiar costosas campañas electorales y políticas clientelistas. La deuda opera así una sangría insoportable sobre los presupuestos de los países del Sur, que les impide garantizar unas condiciones decentes de vida a sus ciudadanos. El 38 % de los presupuestos de los países del África subsahariana se destinan al pago del servicio de la deuda. Es inmoral exigir que se dé prioridad al pago de la deuda a unos acreedores opulentos o a unos especuladores, antes que a la satisfacción de las necesidades fundamentales, y más si pensamos en todo lo robado por los países occidentales.
Damien Millet es profesor de matemáticas y presidente del CADTM Francia (Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo) y ha escrito un revelador libro llamado África sin deuda. En el encontramos declaraciones como la siguiente del presidente del Tribunal de Cuentas de la República Democrática del Congo en el año 2004: “Se calcula que un 30 % de la deuda de la RDC entró en la corrupción [...] ¿Quién se ha embolsado lo robado? Los prestamistas y los beneficiarios de los créditos. Los prestamistas gracias a la sobrefacturación de los proyectos y a los trabajos que eran seguidos de cerca por los países. Cuando se construyó la presa de Inga, el Congo disponía de dos ingenieros sin experiencia. El proyecto fue concebido por los prestamistas, financiado por ellos y dirigido por ellos. La deuda ha beneficiado mucho más al país que lo financió que al que recibió el crédito”
Si buscamos en los orígenes de la actual situación observamos que en 1880 en 90% del territorio africano estaba en manos de población africana. 20 años después, la proporción se había invertido. Tras la Conferencia de Berlín de 1885, siete potencias coloniales estuvieron presentes en África y llevaron a cabo un pillaje sistemático, que denominaron “misión civilizadora” : Francia en el Magreb, en el África occidental y ecuatorial, en Madagascar, en las Comores, en Yibuti; Inglaterra en Nigeria, en Sierra Leona, en Gambia, en Costa de Oro (hoy Ghana) y en un arco que va desde Egipto hasta Sudáfrica; Alemania en Togo, en Camerún, en Namibia y en la región de los Grandes Lagos; Bélgica en el Congo belga; España en Guinea Ecuatorial y en Río de Oro (Sahara occidental); Portugal en Angola, en Mozambique, en Guinea-Bissau, en Santo Tomé y Príncipe y en Cabo Verde; Italia en Libia, en Somalia y en Eritrea. En 1904 toda África se encontraba sometida por las colonias europeas, excepto Etiopia y la republica de Liberia. Hasta entonces los europeos apenas tuvieron presencia en el continente. Enfermedades como el paludismo provocaban que la mitad de ellos murieran en África. La utilización de la quinina permitió eliminar este hándicap y el uso de las nuevas tecnologías armamentísticas facilito que se impusieran a ejércitos más numerosos. De esta manera las potencias europeas encontraron un nuevo patio donde obtener recursos y donde hacerse fuerte en batallas diplomáticas alejadas de sus propias fronteras. El régimen colonial supuso la dependencia y vinculación de los recursos africanos al sistema capitalista europeo con una actividad económica siempre sometida a la iniciativa y a los intereses de la economía de las metrópolis. Ni existió ni se busco un vínculo cultural, con una ausencia total de adaptación que provoco primero el sometimiento de lo africano a lo europeo y posteriormente un sentimiento de rechazo y resistencia a Europa enarbolando la bandera de los valores tradicionalmente africanos. Parece que esta ultima circunstancia se repite y llega hasta nuestros días, el país supuestamente ayudado, acaba sintiéndose y actuando como si fuera ocupado e invadido. De nuevo occidente y sus controlados medios de comunicación lo negaban y lo niegan, colocando una venda que impide a la sociedad hacer un análisis honesto, haciéndonos creer que quien se siente invadido, quien lo sufre, quien ha de valorarlo, se equivoca. Nosotros, occidente, sabemos lo que es mejor para ti, inculto e insignificante africano (o afgano, o iraqui), nosotros somos los únicos poseedores de la verdad, la única verdad. Lo que acontece hoy podría ser calificado como la segunda fase del imperialismo neoliberal.
En la segunda mitad del siglo XX los esfuerzos de las naciones más potentes se centran en buscar una paz nunca lograda en años anteriores. De no conseguirla, el viejo continente no podría competir económicamente con los Estados Unidos de America. Francia y Alemania, los eternos enemigos, unen sus fuerzas en pos de un futuro económicamente estable, y sientan las bases que les permitirán ser el motor energético y mercantil de todo el continente. Sus políticas exteriores son veletas que se posicionan según sople el viento, sin otra línea de coherencia que no sea la del enriquecimiento y el control, un control indirecto que resultaba mucho más rentable que el hacerse fuerte sobre el terreno. Sostener a ciertos dictadores y posibilitar que perduren ciertas estructuras arcaicas, permite a Europa obtener recursos y asegurarse contratos duraderos que aportan a las compañías de sus países pingües beneficios. El fraude electoral y otras corruptelas son obviados. Un político africano afirmo que “La Unión Europea mantiene intereses coloniales que pugnan con EEUU y ahora China por el petróleo y los minerales. En esa lucha les resulta más seguro reforzar dictaduras que arriesgarse y ayudar a los cambios que generen democracia”. Europa es capaz de criticar o ensalzar a dictadores según la estación del año. Mugabe es el demonio hoy, veremos mañana. El “líder” libio Muammar Al Gaddafi fue lucifer, la encarnación del mal sobre la tierra durante años. Hoy es recibido con honores en países democráticos y avanzados como Francia y España. La razón de peso son los 50.000 millones de euros en negocios. La razón son los contratos que la española Sacyr Vallehermoso firmó en la propia Libia y que necesitaban la rúbrica de Zapatero.
Damien Millet es profesor de matemáticas y presidente del CADTM Francia (Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo) y ha escrito un revelador libro llamado África sin deuda. En el encontramos declaraciones como la siguiente del presidente del Tribunal de Cuentas de la República Democrática del Congo en el año 2004: “Se calcula que un 30 % de la deuda de la RDC entró en la corrupción [...] ¿Quién se ha embolsado lo robado? Los prestamistas y los beneficiarios de los créditos. Los prestamistas gracias a la sobrefacturación de los proyectos y a los trabajos que eran seguidos de cerca por los países. Cuando se construyó la presa de Inga, el Congo disponía de dos ingenieros sin experiencia. El proyecto fue concebido por los prestamistas, financiado por ellos y dirigido por ellos. La deuda ha beneficiado mucho más al país que lo financió que al que recibió el crédito”
Si buscamos en los orígenes de la actual situación observamos que en 1880 en 90% del territorio africano estaba en manos de población africana. 20 años después, la proporción se había invertido. Tras la Conferencia de Berlín de 1885, siete potencias coloniales estuvieron presentes en África y llevaron a cabo un pillaje sistemático, que denominaron “misión civilizadora” : Francia en el Magreb, en el África occidental y ecuatorial, en Madagascar, en las Comores, en Yibuti; Inglaterra en Nigeria, en Sierra Leona, en Gambia, en Costa de Oro (hoy Ghana) y en un arco que va desde Egipto hasta Sudáfrica; Alemania en Togo, en Camerún, en Namibia y en la región de los Grandes Lagos; Bélgica en el Congo belga; España en Guinea Ecuatorial y en Río de Oro (Sahara occidental); Portugal en Angola, en Mozambique, en Guinea-Bissau, en Santo Tomé y Príncipe y en Cabo Verde; Italia en Libia, en Somalia y en Eritrea. En 1904 toda África se encontraba sometida por las colonias europeas, excepto Etiopia y la republica de Liberia. Hasta entonces los europeos apenas tuvieron presencia en el continente. Enfermedades como el paludismo provocaban que la mitad de ellos murieran en África. La utilización de la quinina permitió eliminar este hándicap y el uso de las nuevas tecnologías armamentísticas facilito que se impusieran a ejércitos más numerosos. De esta manera las potencias europeas encontraron un nuevo patio donde obtener recursos y donde hacerse fuerte en batallas diplomáticas alejadas de sus propias fronteras. El régimen colonial supuso la dependencia y vinculación de los recursos africanos al sistema capitalista europeo con una actividad económica siempre sometida a la iniciativa y a los intereses de la economía de las metrópolis. Ni existió ni se busco un vínculo cultural, con una ausencia total de adaptación que provoco primero el sometimiento de lo africano a lo europeo y posteriormente un sentimiento de rechazo y resistencia a Europa enarbolando la bandera de los valores tradicionalmente africanos. Parece que esta ultima circunstancia se repite y llega hasta nuestros días, el país supuestamente ayudado, acaba sintiéndose y actuando como si fuera ocupado e invadido. De nuevo occidente y sus controlados medios de comunicación lo negaban y lo niegan, colocando una venda que impide a la sociedad hacer un análisis honesto, haciéndonos creer que quien se siente invadido, quien lo sufre, quien ha de valorarlo, se equivoca. Nosotros, occidente, sabemos lo que es mejor para ti, inculto e insignificante africano (o afgano, o iraqui), nosotros somos los únicos poseedores de la verdad, la única verdad. Lo que acontece hoy podría ser calificado como la segunda fase del imperialismo neoliberal.
En la segunda mitad del siglo XX los esfuerzos de las naciones más potentes se centran en buscar una paz nunca lograda en años anteriores. De no conseguirla, el viejo continente no podría competir económicamente con los Estados Unidos de America. Francia y Alemania, los eternos enemigos, unen sus fuerzas en pos de un futuro económicamente estable, y sientan las bases que les permitirán ser el motor energético y mercantil de todo el continente. Sus políticas exteriores son veletas que se posicionan según sople el viento, sin otra línea de coherencia que no sea la del enriquecimiento y el control, un control indirecto que resultaba mucho más rentable que el hacerse fuerte sobre el terreno. Sostener a ciertos dictadores y posibilitar que perduren ciertas estructuras arcaicas, permite a Europa obtener recursos y asegurarse contratos duraderos que aportan a las compañías de sus países pingües beneficios. El fraude electoral y otras corruptelas son obviados. Un político africano afirmo que “La Unión Europea mantiene intereses coloniales que pugnan con EEUU y ahora China por el petróleo y los minerales. En esa lucha les resulta más seguro reforzar dictaduras que arriesgarse y ayudar a los cambios que generen democracia”. Europa es capaz de criticar o ensalzar a dictadores según la estación del año. Mugabe es el demonio hoy, veremos mañana. El “líder” libio Muammar Al Gaddafi fue lucifer, la encarnación del mal sobre la tierra durante años. Hoy es recibido con honores en países democráticos y avanzados como Francia y España. La razón de peso son los 50.000 millones de euros en negocios. La razón son los contratos que la española Sacyr Vallehermoso firmó en la propia Libia y que necesitaban la rúbrica de Zapatero.
Como en el siglo XIX y como en la guerra fría, África sólo es un tablero donde sacrificar los peones prescindibles. El asunto es que los jugadores que se sientan a la mesa son cada vez más y los argumentos que esgrimen para posicionarse y esquilmar lo que no les pertenece son muy variados. El falso pero útil argumento de la lucha contra el terrorismo, busca no sólo repartirse el botín africano sino levantar un grueso muro de contención contra la actual política de penetración de China en África y frenar a potencias emergentes como India y Brasil en la lucha por los recursos energéticos y los minerales africanos. De hecho el gigante Chino se ha instalado férreamente en el cuerno de África, controlando la mayoría accionarial de la empresa estatal de petróleo de Sudán. A Occidente esto no le resulta agradable. Cuando una zona contiene recursos estratégicos ha de ser controlada y las partes implicadas en el expolio no pueden utilizar la verdad como medio para conseguirlo. Elijamos un ejemplo de los muchos y variados que existen. Al sur de Sudan se encuentra Darfour, zona que ha vivido en los últimos años un conflicto que esta claramente vinculado con el petróleo. Estados Unidos y sus medios como Fox o CNN lo presentaron como un genocidio de carácter étnico entre malísimos musulmanes del norte y buenísimos negros cristianos del sur. Preparar a la opinión pública es vital cuando vas a empuñar tus armas. Jamás un occidental había oído hablar de esta zona ni de sus problemas a pesar de la guerra civil que azotaba Sudan desde 1985, con un saldo de más de un millón de muertos y tres millones de desplazados. El petróleo es el único acicate para que se mueva el culo, los muertos no, al menos estos muertos no. Las elevadas reservas de petróleo de toda África la convierten en una alternativa parcial a un cada vez más convulso Oriente Medio. Se trata de un petróleo de alta calidad, por su bajo contenido en azufre. Los países productores, a excepción de Nigeria, no forman parte de la Organización de Países Productores y Exportadores de Petróleo (OPEP), por lo que no están sujetos a los límites de producción coordinados por este cartel. Occidente se frota las manos.
La posición estratégica de Somalia y el Cuerno de África significa que cualquier país que domine esa área tendrá un inmenso control sobre todo el comercio mundial. Para Occidente y Estados Unidos, estar actuando en esta región les permite contrarrestar la presencia de China, así como usarla como base para llevar a cabo operaciones sobre terroristas y naciones acusadas de darles cobijo. Esto tiene consecuencias que de nuevo son ocultadas a la opinión pública, o más que eso, se levanta una barrera de humo que nos permite tener las conciencias tranquilas. ¿Y como enviar buques de guerra y soldados a una zona sin que resulte sospechoso? Desde hace unos años asistimos a un fenómeno nuevo en la zona, el de la piratería. Los medios de comunicación europeos nos cuentan que gente muy mala secuestra y chantajea a pobres y humildes pescadores que lo único que hacen es trabajar para dar de comer a sus desnutridos hijos europeos. Pero en realidad este nuevo fenómeno de piratería no es más que la batalla entre China, EE.UU. y Europa por controlar las vías fluviales en Somalia y el Cuerno de África. Se llama terrorismo y pirateo a la acción de pescadores que desposeídos de su único recurso vital, defienden sus costas del robo sistemático y del vertido constante de desechos tóxicos que generan las compañías occidentales instaladas en su territorio. Y ahora occidente, para perpetuar su dominio y su terrorismo económico envía sus potentes ejércitos contra lo que llaman piratas ¿Quien es más terrorista? Somalia lleva 20 años sin un gobierno estable que proteja a sus habitantes. Los pescadores ven como barcos europeos toman y esquilman sus costas sin que ninguna institución defienda sus derechos. Durante años los pescadores y trabajadores locales pidieron ayuda a ONGs y a la ONU para que, como mínimo, se establecieran unas cuotas de explotación a los buques occidentales y asiáticos mediante licencias. Su petición cayó en saco roto. El siguiente paso es defender lo que es de uno como hace cualquier ser humano, como hace cualquier ser vivo. Por ello se les tilda de piratas y asesinos.
"…el fenómeno ayuda a alimentar la interminable guerra civil en Somalia, mientras los pescadores ilegales pagan a los ministros somalíes corruptos o señores de la guerra para que protejan o aseguren sus licencias falsas. Estoy convencido de que existe vertido de desechos sólidos, productos químicos y probablemente desechos nucleares... No existe control del gobierno y hay poca gente con autoridad moral."
Extracto de una carta del enviado de las Naciones Unidas a la zona de Somalia, Ahmedou Ould Abdallah.
No todos los medios occidentales amordazan la verdad de la realidad africana. En la publicación alemana 'Huffingtonpost' el periodista John Hari, en un artículo titulado 'Estás siendo engañado sobre los piratas' hace una síntesis de la situación:
“Tan pronto como el gobierno despareció, empezaron a aparecer misteriosos buques europeos vertiendo barriles en el océano frente a la costa de Somalia. La población de Somalia empezó a enfermar. Al principio sufrieron extrañas erupciones, nauseas y la malformación de niños. Más tarde, tras el tsunami de 2005, llegaron a la costa cientos de estos barriles y fugas. La gente empezó a sufrir la enfermedad de la radiación y murieron más de 300 personas.
Paralelamente, otros barcos europeos han estado saqueando los mares de Somalia de su más importante recurso: el pescado. Cada año, los enormes buques de arrastre que navegan ilegalmente en las aguas desprotegidas de Somalia destruyen atún, gambas, langostas y otra vida marina valorada en más de 300 millones de dólares. De repente los pescadores locales han perdido su sustento y mueren de hambre. Este es el contexto en el cual han surgido los hombres a los que llamamos 'piratas'. Todos sostienen que eran pescadores somalíes comunes quienes al principio se hicieron con embarcaciones rápidas para intentar disuadir a los buques de vertido y de arrastre o al menos suponerles un coste. Se hacen llamar los Voluntarios de la Guardia Costera de Somalia y no es difícil ver el por qué. En una entrevista telefónica, uno de los líderes pirata, Sugule Ali, dijo que su motivo era 'detener la pesca ilegal y el vertido en nuestras aguas... No nos consideramos bandidos del mar. Consideramos bandidos del mar aquellos que pescan ilegalmente y vierten desechos en nuestras aguas."
Otra circunstancia reveladora de la hipocresía europea son los acuerdos comerciales que Europa ha tenido con África a lo largo de estos años. Actualmente el que permanece vigente desde 2003 es el de Cotonou y los EPA (acuerdos de asociación económica), que objetivamente supone un atentado contra la soberanía y la capacidad de subsistir de numerosos estados. Este acuerdo deja obsoleto el de Lome, que sin ser la panacea, si garantizaba ciertas ventajas por las exportaciones. Con Cotonou se favorecen los cultivos comerciales y se deja a un lado la agricultura de autosubsistencia. Supone la progresiva liberalización de los mercados africanos y la eliminación de aranceles a los productos europeos. Esto es la desaparición de los ingresos aduaneros, es decir, países como Camerún dejaran de ingresar cada año por aranceles el equivalente a su gasto anual en sanidad. La Política Agraria Comunitaria, con sus subsidios encubiertos a la exportación, destruye al pequeño campesinado de África, mientras el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, en un ejercicio absolutamente hipócrita, impiden a los países africanos subsidiar las pequeñas explotaciones. Esto desemboca en una enorme dependencia de las empresas transnacionales de la agroalimentación, a las que hay que comprar hasta las semillas para la producción de autosubsistencia. En definitiva, neocolonialismo e imperialismo exacerbado por parte de las potencias europeas. Por si esto fuera poco, en el nuevo acuerdo se incluye una cláusula de condicionalidad política, que hace referencia, entre otros aspectos, a la lucha contra el terrorismo, la defensa de la democracia y el control de la inmigración ilegal. Ya solo queda el siguiente paso, volver al regimen esclavista.
Jean Ziegler fue durante ocho años relator especial de la ONU sobre el derecho a la alimentación y afirmaba que “El hambre en África es fabricada principalmente por Europa, gracias a las subvenciones agrícolas”. En una entrevista que le realizo el periodista Tobias Schwab en el diario alemán Frankfurter Rundschau no dejaba lugar a la duda:
-¿Por qué la política y la economía no están en condiciones de revertir esta tendencia?
-Es consecuencia del liberalismo, del orden que predomina en el mundo. Según la Organización de la ONU para la Alimentación y Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) se podría alimentar a 12 mil millones de personas. ¿Por qué no se hace? Las instancias predominantes como el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio y el Fondo Monetario Internacional practican el Consenso de Washington. Cuando todos los flujos de capital, bienes y servicios estén libres, y después de que todos los sectores públicos se hayan privatizado, dicen, el capital se dirigirá a los lugares donde realiza los máximos beneficios. En consecuencia, hoy las 500 compañías más grandes controlan 52 por ciento del producto social bruto del mundo. Esto implica, por un lado, una refeudalización del mundo, la creación de monopolios de riquezas increíbles y, por el otro, la pauperización sin precedentes del hemisferio sur.
-Usted acusa a la OMC, al Banco Mundial y al FMI…
-... son los mercenarios de la oligarquía del capital financiero internacional.
-¿Considera que esas organizaciones podrían ser reformadas?
-No, no pueden ser reformadas.
-¿Qué debería haber en su lugar?
-Un acuerdo comercial mundial que tenga en cuenta los desniveles. La liberalización total equivale a la organización de una pelea entre el campeón mundial de boxeo Mike Tyson y un desnutrido desempleado bengalí. Para decir después al estilo de la OMC que las mismas reglas valen para los dos, que los dos tienen los mismos guantes y que seguramente el mejor ganará. Uno se da cuenta de que esto no puede funcionar después de 400 años de colonización y explotación por el Norte. El neoliberalismo en sí es un sistema asesino.
A pesar de todo lo anterior, nos hemos convertido en el continente paradigma de las democracias evolucionadas. Nada más lejos de la realidad. Europa, con toda su experiencia, abolengo y alta cuna, ha destrozado, esquilmado y jugado de la manera más hipócrita con gran parte del mundo. Su política exterior, haciendo un análisis objetivo, ha sido opresora, intervencionista y encubridora. Los europeos, con su capital y sus pretensiones, han alterado demográfica, económica y socialmente el continente africano en beneficio propio, y lo ha disimulado bajo organizaciones y programas de ayuda que solo han servido para limpiar conciencias. Creer en el ser humano se hace difícil cuando no es capaz de hacer valer un interés de la comunidad mundial contra el capital financiero. Y hoy Europa, con sus arcas llenas y sus estómagos satisfechos, cierra sus puertas, se aposta en sus murallas y se dispone a robar y a defender lo robado.
3 comentarios:
Vaya forma de informar más directa, simple, entendible. Maravillosa, aunque triste.
De nuevo....miedito, miedito...
Maravilloso documento, hermano. Emociona leer tu voz atronadora desnudando las miserias del sistema de rapiña de las potencias capitalistas, que cuentan con el férreo apoyo de los medios de comunicación masivos para hacer ver al pueblo el mundo Matrix de los buenos y sabios, y los desarrapados y violentos. Qué decálogo de verdades como un puño. ¿Cuándo vamos a despertar? Vivimos, como dices, la época del segundo imperialismo neoliberal. Todo, todo, se basa en la expoliación de los recursos naturales y la perpetuación de una deuda externa de vergüenza. ¿Por qué no una reedición de un movimiento global de países no alineados con el imperialismo y un cese unilateral del pago de la deuda? Y luego, los sofisticados mecanismos para refinar el vasallaje, ese dumping financiero que permite al primer mundo vender sus productos alimenticios subvencianados a medio planeta, mientras se obliga a cambiar los cultivos de subsistencia de esos países por productos de exporatacion, que luego jamás podrán competir en el mercado de exportación frente a los aiments subvencionados gringos y europeos. La autosuficiencia agraria debería ser un paso capital para empezar a romper las cadenas. A Haití también le obligó el FMI ha cambiar sus cultivos de autosuficiencia (alimentaban al 70% de la población), y ahora importan absolutamente todo d elo que comen. Joder, y lo de la cláusula de democracia que mencionas ya clama al cielo. hay que tener la cara muy dura, y la avaricia muy profunda. Occidente decide si un país es un ejemplo de democracia -la Libia conversa a lo San Pablo- o apoya a los terroristas: Sudán, el del petróleo que vende a China, cuyo presidente ya ha sido acusado de crímenes de guerra por el Tribunal Penal Internacional. Ya sabemos a quien han señalado ahora, a Irán y Venezuela, dirigidos por dos tipos pintados como locos. Son las mayores reservas de gas -el primero- y de petróleo -el segundo- del mundo. En ambos países, con los medios de comunicacion haciendo la labor de zapa, preparando el terreno para un golpe de estado o invasión.
Otro detalle revelador que cuentas. La situación en Somalia: el pillaje y el vertido tóxico y dios sabe qué día tras día... Pues bien, en una pequeña reseña del Time, se hablaba de que, gracias a la actividad de los llamados piratas, los pescadores de la zona ahora están pudiendo subsistir, gracias a que, de momento, los europeos no pueden venir tan alegremente como antes a esquilmar las costas. Incluso hablaba la reseña de que algunas especies de peces habían regresado a la zona, ya que la mierda, aunque sea por unos meses, no se vierte con tanta alevosía. A ver señores de los medios, ¿dónde está esa historia? ¿Dónde la cobertura a todo trapo de las pavorosas denuncias del envaido de la ONU a Somalia, o del experto de alimentación de la ONU (increíble doumento ese extracto de la entrevista, hermano).
¡¡MI NORTE ES EL SUR!!
GUao, la verdad que muy currado el post. Es así, el primerísimo primer mundo, lleva buena carga de responsabilidad de que los países "en vías de desarrollo" permanezcan como están, y se queden en la "vía". EE UU con Latinoamérica y Europa con lo que le toca...
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