lunes, 15 de diciembre de 2008

Zapatos de destrucción masiva


Uve doble, el vaquero de la Casa Blanca, disparado.
Acostumbrado quizá a refugiarse del fuego continuo de la otrora prensa amiga, W. esquiva un proyectil-zapato con reflejos de pantera, demostrando que mantiene intacta la velocidad con la que pidió a Bin Laden vivo o muerto o declaró "Misión Cumplida" en 2002, sentado sobre el polvorín en llamas de Irak. No una sino dos veces, virando raudo a la derecha, George se contornea para evitar el impacto de la granada textil, que representa el mayor insulto que uno puede hacer a alguien en el mundo árabe, sólo superado por las palabras lanzadas: "Este es el beso de despedida, perro", el animal impuro por excelencia de los musulmanes. El guardián de la democracia sortea la afrente física, pero, cual vertiginosa combinación de jabs de Alí, los zapatos golpean la bandera de Estados Unidos, apostada detrás. No hay heridas para George, sí una carga de profundidad en las barras y estrellas. Metáfora de su legado de lluvia ácida: no habrá juicio para el cowboy, sí un socavón de profundidad Gallardoniana en la ya maltrecha autoridad moral de la política exterior de EEUU.

Uve doble, el cruzado contra el terrorismo, señalado.
"¿Y qué si me han lanzado un zapato?", le espeta con cierto aire displicente a otra periodista iraquí, minutos después cuando se reanuda la rueda de prensa. Eso, ¿y qué si el 11-S y Sadam tenían menos conexión que la cúpula de IU con sus bases? ¿Y qué si no había armas de destrucción masiva? ¿Y qué si nos inventamos tres horas de datos falsos y burdos montajes en las Naciones Unidas, apoyados en la fabulosa interpretación de Colin Powell? Si el zapato de Nikita Khrushchev, golpeando a sus fantasmas en la tarima de la Asamblea General de la ONU en 1960, es una de las imágenes de marca de la guerra fría, los zapatos al aire de Muntazer al Zaïdi serán el vídeo en Youtube más buscado para resumir la ilegal invasión de Iraq.

Uve doble, el tarambana neocon, emboscado.
Convertido ya en héroe del mundo árabe por obra y gracia de la aldea global, Muntazer desnuda la fragilidad del emperador. En su única y furtiva salida del búnker de la zona verde de Bagdad, W. se enfrenta a la Intifada de un periodista nativo, que cambia piedras por zapatos. Un redactor antes ejemplo de "equilibrio y mesura" para sus colegas, ahora militante de la religion del odio en su teclado, nueva muestra del daño colateral de una guerra indencente. Vícitima de un secuestro exprés hace unos meses, con dos hermanos caídos en la guerra civil larvada que estalló en el país, al amparo del caos post ivasión. El periodista agresor transformado en icono del pueblo, con más de doscientos abogados haciendo cola para defenderle, y responsable indirecto del primer encuentro en años entre chiís y sunís. El movimiento del líder chiíta Moqtada Sadr le eleva a "héroe nacional". El Consejo Sunita de Ulemas se suma al elogio encendido de un "momento histórico", que muestra al presidente de EEUU lo que "los iraquíes piensan de la ocupación". Por una vez, Uve doble lo consigue, y se transforma así en el unificador.

1 comentario:

Claudia Hernández dijo...

Muy buen cierre del post, excelente.