Niños en Gaza / Fotografía tomada del blog La mochila del reportero
¿Cómo es escuchar a diario el bramido de un caza militar
supersónico sobrevolando tu hogar? ¿La siniestra reverberación de una bomba que
estalla? ¿Qué le dice a uno la mente y los sentidos cuando se están 18 horas
sin electricidad en invierno, a oscuras en la penumbra? ¿Leyendo un libro de
texto, a la luz de una vela, tratando de preparar el examen del día siguiente?
Las primeras víctimas de una crisis que arrecia o de un conflicto que se
eterniza son siempre los más débiles, normalmente sin red que les cobije, aplastados
por la dinámica del más fuerte, afónicos de gritar sin que se les escuche. Los
niños de Gaza saben mucho de esto…
Las revoluciones en el mundo árabe han aflojado el sedal
de los medios de comunicación occidentales respecto a la situación del pueblo
palestino. De un tiempo a esta parte, pareciera que palestinos e israelís
viven una suerte de inocuo compás de espera, pero la realidad es bien
diferente. En la franja de Gaza, una lengua de apenas 40 kilómetros donde se
hacinan más de un millón y medio de habitantes –la mayor densidad de población
del mundo– la gente mira al cielo no para ver si sale el sol, sino para rogar
que no caigan bombas.
Desde el bloqueo a sangre y fuego impuesto por Israel, más
del 80% de la población depende de la ayuda humanitaria y del suministro de
comida (dos tercios de la población activa están en el paro). El sector
agrícola y la industria –el 95% de las actividades ya no se realizan por la
imposibilidad de acceder a materias primas– han sido devastados, los hospitales
no pueden generar electricidad para mantener sus equipos de cuidados intensivos
y la infraestructura de agua potable también permanece destrozada. ONGs como Oxfam califican directamente a la Franja
como una “cárcel”, una prisión con un carcelero mayor que es habitualmente bien
recibido en los salones de la alta política occidental. A Europa y Estados
Unidos les encanta jugar con cinismo a la equidistancia, pero cuando se trata de injusticias como esta que
hacen arder la tierra, la neutralidad es casi aún más dolorosa que la toma de partido.
Cómo matar el futuro
A pesar de que esta realidad es un agujero en el grado de humanidad
menguante del planeta, el futuro se dibuja aún más desesperanzador. Poco se habla de la
generación ‘plomo fundido’ (así bautizó Israel el inicio de su ofensiva militar
en Gaza desde tierra, mar y aire en 2008, ahora transformada en bloqueo e incursiones bélicas constantes). Ellos son los niños y niñas, l@s adolescentes
llamados a cambiar el destino fatalista de los palestinos, aquellos que
deberían ser capaces de enterrar el odio de décadas bajo el yugo del gobierno
israelí (no del pueblo hebreo) y dar la mano al ahora enemigo. Jóvenes que fueran capaces de creer, visualizar y sentir que ambos pueblos podrían volver a vivir en paz como lo hicieron durante muchos siglos. Sin embargo, como relata el periodista de Al Arabiya,
Yusuf Al-Sadek (los medios occidentales no tienen corresponsales en Gaza, la
agonía del palestino que vota a Hamas no debe ser noticia), esta generación
‘plomo fundido’ vive con el miedo cotidiano al ataque y/o bombardeo israelí.
Con la mayoría de las escuelas ya destruidas, los
alrededor de medio millón de estudiantes de la Franja de Gaza se han
acostumbrado a leer los apuntes y los libros a la luz de las velas, con el riesgo de incendios domésticos, soportando
cortes del suministro eléctrico de 18 horas diarias y sin poder llamar a su
gente querida para saber si están bien. La tensión ininterrumpida de la amenaza israelí y el rugido histérico nocturno de los cazas de
guerra están dejando huellas profundas en la psique colectiva de estos
chavales. Según el psicólogo Mohannad Abdul Rahman, que pide salvar a
los críos de la oscuridad, “los niños son los más afectados por el
entorno en el que viven. No pueden concentrarse, ni estudiar como cualquier
niño que vive en circunstancias normales”.
Hoy día, es casi imposible encontrar un niño en Gaza que no haya sido sometido a una experiencia traumática. Al-Sadek cita en su artículo a Yousra, un estudiante modélico de 15 años, que a pesar del estudio bajo las velas es
número uno de su promoción. Pero la excelencia académica no esconde el rayo de
venganza que quizá nadie pueda ya apagar: “No debemos permitir que los
agresores sedientos de sangre nos hagan esto. Ellos nunca dudan a la hora de
matar niños y robarles sus sueños, y en despojar a las personas del derecho a vivir con
dignidad”.
La noche eterna
Como relata Naomi Klein en su fabuloso
libro La doctrina del shock, El auge del
capitalismo del desastre, para muchos iraquíes lo más terrible de la
segunda invasión gringa fue la combinación de escuchar y sentir las bombas por
todas partes y no poder llamar para averiguar si los seres queridos seguían
vivos. En esa época, las farmacias de
Bagdad habían agotado los somníferos y antidepresivos. Quizá los habitantes de Gaza ni siquiera
puedan ya recurrir a los fármacos por el brutal bloqueo y la imposibilidad de
importar medicamentos, pero de la oscuridad de los bagdadíes saben ya demasiado
los palestinos. Con la diferencia de que en Gaza aún hay menos voces para pedir
auxilio y justicia, y las que existen parecieran hablar en gritos mudos que
nadie escucha.
Dejo un extracto de una crónica de The Guardian publicada el 4 de abril de
2003, poco más de dos semanas después del comienzo del constante bombardeo
estadounidense sobre Iraq, y que recordé leyendo acerca de la oscuridad de
los niños en Gaza.
“No hubo
una explosión audible, ni un cambio discernible con respecto a los bombardeos
de la noche anterior, pero en un instante toda una ciudad de cinco millones de
habitantes quedó sumida en una noche pavorosa y eterna”
Informe de diversas ONG al respecto de la situación en Gaza en 2008/2009
* La segunda imagen de niños en Gaza es de Sherwood Ros, del blog pressenza International Press Agency
* La tercera imagen de un bombardeo nocturno en Gaza es de AFP, y ha sido tomada del blog The Palestine Chronicle
* La segunda imagen de niños en Gaza es de Sherwood Ros, del blog pressenza International Press Agency
* La tercera imagen de un bombardeo nocturno en Gaza es de AFP, y ha sido tomada del blog The Palestine Chronicle
1 comentario:
Fabuloso post y necesario, ya que como bien dices, d elso medios han desaparecido prácticamente las noticias sobre Gaza y la gente que padece a diarios esa situación ignominiosa, sigue allí mientras buena parte del mundo les ignora-
Saludos
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